Junio 2022 | Dar
"Es más bendición dar que recibir". – Jesús
Un propósito es la razón por la cual algo existe o se hace. Un propósito es un medio a través del cual se logra un fin. Como líderes, nuestro propósito es guiar a las personas a una relación creciente con Jesús. Por lo tanto, no somos el propósito, las personas que lideramos, son el propósito. El problema para la mayoría de los líderes es que quieren ser tanto el medio como el fin. Pero el liderazgo no se trata de nosotros, se trata de las personas que Dios nos ha llamado a liderar; somos los medios y las personas que lideramos son el fin.
Dios nos ha dado a cada uno algo, la vida misma es un regalo. El rey David dijo que Dios les dio a algunas personas más y a otras menos, pero que todo lo que tenemos es un regalo de Dios. Un día, después de recolectar los fondos para construir un templo para el Señor, el Rey David también dijo: “¿Pero quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte algo a ti? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y te damos solo lo que tú primero nos diste!” Hay un principio de todo el Antiguo y el Nuevo Testamento que a menudo se nos pasa por alto y es que realmente no damos nada, solo transferimos lo que Dios ya ha puesto en nuestras manos. Y lo más importante es que lo que Dios puso en nuestras manos nos los dio para que podamos beneficiar a los demás. Que no somos el propósito del regalo, somos el medio a través del cual Dios quiere distribuir el regalo.
La Biblia dice que todos los dones, naturales y espirituales, se nos dieron no para nuestro beneficio, sino para beneficiar a otros. La Biblia enseña que cada palabra que sale de nuestra boca debería beneficiar a los demás. Y quizás el ejemplo más poderoso de esto es ver a Jesús utilizando toda su sabiduría, poder y gloria para beneficiar a otros, lavando los pies de sus discípulos a sabiendas de que Judas lo traicionaría, que Pedro lo negaría y que el resto de los discípulos lo abandonarían. Y como si esto no fuese suficiente, horas después, voluntariamente dio su vida por ellos. Nuevamente, somos los medios, no somos el fin. No se trata de recibir, se trata de dar.
Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo. Proverbios 11:24 NVI.
Los líderes efectivos entienden el poder de dar, entienden que nunca tendrán suficiente para satisfacer todas las necesidades, pero también entienden que cuanto más dan, más Dios se los repone para que puedan seguir dando. Como líderes, nuestro enfoque nunca debe estar en recibir, nuestro enfoque debe estar en dar.
Dos áreas importantes para enfocar tus donaciones:
1. Tiempo – tus talentos y habilidades no son beneficiosos para el cuerpo de Cristo a menos que separes el tiempo para usarlos en beneficio de otros y dentro del contexto de guiar a las personas a una relación creciente con Jesús. El problema con el tiempo es que no puedes recuperar el tiempo perdido.
Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. – Proverbios 90:12 NBLH.
2. Dinero - tu corazón siempre seguirá a tu dinero. Jesús dijo, “porque adonde está tu dinero, allí estará tu corazón”. La Biblia nos enseña que Dios es nuestro proveedor y la Biblia también nos enseña que con Su provisión recibimos pan para comer y semillas para sembrar para que podamos producir una gran cosecha de generosidad.
Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha. – 2 Corintios 9:10 DHH.
El rey David, los líderes y el pueblo dieron de su dinero y su tiempo generosamente para construir un templo para Dios. Y Dios en esta generación nos ha llamado a dar generosamente de nuestro tiempo y dinero para construir la iglesia de Jesucristo. El templo es una estructura física, la iglesia es una reunión de personas. El propósito del rey David era construirle un templo a Dios, aunque Dios no habita en templos humanos. Nuestro propósito es construir la iglesia de Jesucristo, una reunión formada por hombres y mujeres con los que Dios quiere morar. Si el rey David y el pueblo estuvieron dispuestos a ser el medio para lograr el fin de construir un templo para Dios. ¿No deberíamos ser al menos igual de generosos con nuestro tiempo y dinero para convertirnos en el medio a través del cual se construye la iglesia de Jesucristo?