Abril 2022 | Compartir

Este mes estamos celebrando nuestro mayor evento del año, Semana Santa. Crear este evento en muchos sentidos es similar a escribir un libro, ya que tiene muchos capítulos. Hay un capítulo sobre preparación y coordinación de eventos. Hay un capítulo sobre configuración y desglose. Hay un capítulo sobre juegos y eventos infantiles. Hay un capítulo sobre eventos juveniles. Hay un capítulo sobre lo que queremos que experimenten los adultos. Hay un capítulo sobre la preparación y manipulación de alimentos. Hay un capítulo sobre hospedaje, desde estacionar decenas de vehículos hasta atender a decenas de personas. Hay un capítulo sobre seguridad. Hay un capítulo sobre la limpieza durante y después de los servicios y puedo seguir y seguir. Pero al final del día, se supone que todos estos capítulos deben unirse para lograr un objetivo singular, compartir el Evangelio de salvación.

Como líderes nunca debemos olvidar nuestra responsabilidad personal de evangelizar. Que, a pesar de nuestros muchos deberes y tareas, nuestro objetivo final es decirle a los demás que “Dios amó tanto al mundo que dio a su Único Hijo...” Muchas veces, la palabra “evangelizar” puede intimidar, pero básicamente significa predicar acerca de algo o alguien. En nuestra cultura moderna, lo llamamos compartir. Compartir un mensaje es algo que todos hacemos. Si vas a un buen restaurante sales y compartes o predicas a otros sobre lo buena que era la comida. O, si ves una buena película, compartes con otros lo buena que fue la película. Evangelizar es lo mismo, es decirles a otros acerca de las buenas noticias de la salvación. Pero si soy honesto, compartir acerca de Jesús hoy en día no es una tarea fácil. Primero, porque vivimos en una sociedad secular que ve el mensaje de Jesús como algo ofensivo. Y segundo, porque podemos estar tan ocupados en el ministerio que se nos olvida nuestra responsabilidad personal de compartir con otros el evangelio de Jesús.

Como líderes de CDA siempre debemos:

I. Aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan

Muchas veces, la oportunidad de compartir el Evangelio vive al lado de nosotros o se sienta en el escritorio junto a nosotros. O, incluso aparece en la iglesia el domingo. El problema es que podemos estar tan ocupados siendo buenos cristianos o llevando a cabo un ministerio que nunca compartimos con ellos las buenas nuevas de la salvación. Nunca dejes pasar una oportunidad, lo peor que puede pasar es que rechacen el mensaje. Pero lo mejor que puede pasar es que cambies el destino eterno de una persona.

II. Buscar oportunidades

Casi nunca encontrarás algo que no estés buscando. Debemos orar todas las mañanas para que Dios nos dé la oportunidad de compartir el evangelio. De paso, esa es una oración que Dios siempre responde. A veces, la oportunidad estará justo enfrente de ti, otras veces tendrás que buscarla. Pero no te preocupes, estas oportunidades no serán difíciles de encontrar, porque hay muchas personas heridas en el mundo que necesitan escuchar las buenas nuevas de salvación.

III. Crear Oportunidades

A veces tendrás que crear tus propias oportunidades. Invita a alguien a cenar, comparte una taza de café con un vecino, compañero de trabajo o amigo, inicia una conversación o da el mensaje con delicadez en una conversación. Pero cuando no encuentres la oportunidad de compartir, crea la oportunidad.

Como líderes de CDA, y aun más importante como cristianos, siempre debemos estar listos para aprovechar todas las oportunidades que tenemos enfrente, siempre debemos estar atentos a nuevas oportunidades y, cuando no podamos encontrar una oportunidad, debemos crearla.

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